No sé bien
si buscar entre
mis manos un
silencio que te
calme
Aniquilará
el hastío eléctrico
del roce.
No
sabría si aventurarse
en las pablaras,
por esta vez,
sería más que
una solución digna
Para
este ruido sordo
que nació de
repente.
Bucear
en el templado
mar de los
milímetros labiales
Condena
tu oxigeno al mío
-Y no acordamos
quedarnos sin respiración
en este instante-.
Se me ocurre
abrazarte y no
sé si será
suficiente:
La
nevera vomita un
frío sepulcral que anestesia.
La
basura reboza ausencia: Ni
moscas ni vestigios
de mesa y
mantel.
Un viaje al
manantial de los
secretos
Encriptados
En los gestos
sin intención.
Ilusionista
iluso ilegítimo
Peregrino
sin provisión ni
previsión,
Caminante
de momentos,
Guerrero
de anacrónicas manías.
En el colchón
un continente de
sábanas
y cutis impronunciable.
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