Si hoy ,
un turista cualquiera, perdiendo la
cuenta de los
pasos y de
las piedras, de las
macetas en las
fachadas, de las
calles estrechas, y
de las veces
que tuvo que
inmortalizar el momento,
o el monumento,
con un flash
que no hizo
falta -bastaba con el
sol, que no quiso
perdérselo- ,seguramente en un
lugar sencillo y
coqueto, ahí dentro, donde
viven las anécdotas más
entrañables que adornan
las historietas del
que regresa, donde el recuerdo de
un viajero pasa a ser
eso: un recuerdo. Ahí, hoy, seguramente, esté el
carnaval.
Un
pasacalles prácticamente improvisado,
desde la corredera: ¡Vamos para
la Judería!. Brotaban los
colores a borbotones,
para los sordos. Los
bombistas , que se
pusieron de acuerdo, alentando el
redoble de la
caja, de las cajas, como
los que se
hablan sin hablar, se
adueñaron del ruido confluyendo en
un mismo compás, para
los ciegos. Las miradas
curiosas del que
pensaba que el
carnaval era exclusivo
de otros lares, la
sonrisa postrema atribuyéndonos esa
dosis de locura
que nos enorgullece
y denota cierta
envidia sana en quién te la regala. Un
domingo, de primavera y tapa, casi.
Soy cordobés…sonó el
soy cordobés, un himno
que seguiría existiendo
independientemente de que
nos hubieran otorgado
la capitalidad cultural, un
himno que nació de
un cordobés para
los cordobeses, unos versos
que nacieron en
el corazón de
un carnavalero y
que hoy ha
sonado en la
voz de sus herederos.
Sonó el
soy cordobés…donde sus
estrofas cobran más
sentido.
Se atrincheraban
las agrupaciones en las
esquinas de nuestro
casco histórico. Empezaban a
sonar los repertorios, empezaban a
aglomerarse propios y extraños.
Se empieza a
cortar el paso
a base de cuplés
y
estribillos: oiga usted,
esto también es
Córdoba.
Mezquita,
Arco del Triunfo,
Puente Romano, San Rafael…un
turista cualquiera, una sonrisa
agradecida…un servidor
de vuelta casa, por
mi puente, disfrazado, cansado,
contento, vuelvo la vista atrás,
con los
compañeros que aun
siguen y me
emociono claro…
¿Y quién dijo
que no se podían
alinear
los planetas?
¿quién
dijo que el
carnaval no es
cultura?
Ahora sí: “Mi tierra
es un suspiro, cuando se
muere la tarde…”